Diseñando paisajes ideales para la biodiversidad y los humanos

Por: Víctor Arroyo-Rodríguez

Escuela Nacional de Estudios Superiores (unidad Mérida) & Instituto de Investigaciones en Ecosistemas y Sustentabilidad (Morelia). Universidad Nacional Autónoma de México. victorarroyo_rodriguez@hotmail.com

Actividades como la agricultura y la ganadería están promoviendo la deforestación de los bosques alrededor del mundo. Dicha pérdida de bosques amenaza la supervivencia de un número cada vez mayor de especies, incluyendo nuestra propia especie. ¿Será posible diseñar paisajes ‘ideales’, que preserven biodiversidad y al mismo tiempo promuevan el bienestar humano? Décadas de investigación en ecología del paisaje demuestran que sí es posible (Figura 1). Los pasos a seguir son relativamente simples:

Figura 1. Esquema de un “paisaje ideal”, con al menos 40% de cobertura forestal, la mayoría distribuida en una gran cantidad de fragmentos de bosque pequeños. Los fragmentos están rodeados por tierras de alta calidad para la biodiversidad, con árboles dispersos y líneas de árboles (cercos vivos) limitando los terrenos. Las áreas abiertas, como los pastizales, cultivos anuales y asentamientos humanos, deben mantener remanentes de vegetación nativa en su interior para que sean más amigables con la biodiversidad. Modificado de Arroyo-Rodríguez et al. (2020).

Paso 1: Detener la deforestación

El primer y más urgente paso es detener la deforestación. La pérdida de bosque es considerada la principal amenaza para la biodiversidad. Por tanto, mantener los bosques no sólo es crucial para la supervivencia de las especies forestales, sino para preservar los bienes y servicios que estas especies proveen.

Paso 2: Aumentar la cubierta forestal

El segundo paso urgente es restaurar el bosque perdido. El bosque remanente en muchas regiones del mundo es insuficiente para asegurar el futuro de la mayoría de las especies. Por tanto, si queremos revertir la actual crisis de biodiversidad debemos redoblar los esfuerzos en restauración para aumentar la cobertura de bosque donde más se necesita. Pero ¿cuánto bosque deberíamos conservar para asegurar la supervivencia de la mayoría de las especies? Revisiones recientes sugieren que una cifra conservadora sería lograr que los bosques ocupen al menos el 40% de la superficie del territorio.

Paso 3: Preservar una gran cantidad de fragmentos de bosque pequeños

¿Qué hay de la configuración espacial del bosque? ¿Deberían los esfuerzos de conservación (paso 1) y restauración (paso 2) enfocarse en pocas áreas grandes, o en muchas áreas pequeñas? La literatura científica sugiere que una estrategia mixta, con algunas áreas forestales grandes y muchas áreas pequeñas, puede ser más efectiva. Los fragmentos de bosque más pequeños son muy valiosos. Incrementar su número en el paisaje no sólo permite conservar muchas especies, también permite reducir la distancia entre fragmentos, lo que facilita el movimiento de las especies (conectividad) a través del paisaje, aumentando la disponibilidad de hábitat y de recursos para las especies.

Paso 4: Mejorar la calidad de las tierras antropogénicas para la biodiversidad

El último, pero no menos importante paso es lograr que las tierras que rodean los fragmentos de bosque, como los campos de cultivo o los asentamientos humanos, sean más ‘amigables’ con la biodiversidad. Para ello, hay que reducir o eliminar la extensión de tierras dañinas para la biodiversidad, como las áreas descubiertas de árboles (e.g. latifundios de monocultivos anuales). Estas tierras reducen la disponibilidad de recursos para las especies y suelen ser bañadas con multitud de agroquímicos altamente tóxicos para plantas y animales. Por otro lado, debemos estimular prácticas de producción de alimentos adaptadas a las condiciones ambientales (e.g. suelo, agua, clima) de la región, para reducir los insumos (e.g. agua) y optimizar los rendimientos. También hay que fomentar el uso de “sistemas agroforestales”, donde los cultivos y/o animales domésticos son combinados con los árboles nativos en la misma tierra. Las plantaciones sombreadas de cacao, café, plantas ornamentales, cardamomo y yerba mate son buenos ejemplos, y existe mucha evidencia de su valor para la vida silvestre. Además de mantener árboles nativos en su interior, otra práctica ‘amigable’ con la biodiversidad es limitar las tierras con cercos vivos, setos o cortavientos. Existe un sinnúmero de artículos científicos demostrando el alto valor de conservación que tienen estas líneas de árboles en el paisaje. Por ejemplo, pueden funcionar como corredores ecológicos, y ofrecer muchos recursos, como alimento, agua, sombra y áreas de anidación.

Y los humanos, ¿Qué ganamos con estos cambios en el paisaje?

Los pasos propuestos aquí no son solo beneficiosos para la vida silvestre, también pueden mejorar el bienestar humano ayudando a mantener importantes bienes y servicios para las personas. Entre otros bienes, los fragmentos de bosque y los elementos arbolados en las tierras productivas pueden proporcionar madera, leña, forraje, plantas comestibles, carne y plantas medicinales para las comunidades locales. Además, el bosque proporciona servicios importantes, como la regulación de las condiciones climáticas, el mantenimiento de la cantidad y calidad del agua, la polinización de los cultivos y el control biológico de plagas. Por todo lo anterior, no cabe duda que hoy contamos con suficiente información científica para diseñar e implementar escenarios de paisajes óptimos tanto para la vida silvestre como para los humanos. Los cuatro pasos discutidos aquí no son excluyentes, sino complementarios. Por tanto, los resultados serán más deseables si se implementan los cuatro pasos simultáneamente. Sin embargo, algunas regiones, como la Amazonía, deben enfocarse en detener la deforestación, mientras que otras regiones, como Los Tuxtlas, deben enfocarse en recuperar la cobertura arbórea perdida y mejorar la calidad de la matriz, y otras, como el bosque Atlántico de Brasil requerirá una combinación de pasos.

Referencias

  • Arroyo-Rodríguez, V., Fahrig, L., Tabarelli, M., Watling, J.I., Tischendorf, L., Benchimol, M., Cazetta, E., Faria, D., Leal, I.R., Melo, F.P.L, Morante-Filho, J.C., Santos, B.A., Arasa-Gisbert, R., Arce-Peña, N., Cervantes-López, M.J., Cudney-Valenzuela, S., Galán-Acedo, C., San-José, M., Vieira, I.C.G., Slik, J.W.F., Nowakowski, J., Tscharntke, T. 2020. Designing optimal human-modified landscapes for forest biodiversity conservation. Ecology Letters 23:1404-1420.
  • Arroyo-Rodríguez, V., Arasa-Gisbert, R., Arce-Peña, N., Cervantes-López, M.J., Cudney-Valenzuela, S.J., Galán-Acedo, C., Hernández-Ruedas, M.A., Rito, K. F., San-José, M. 2019. Determinantes de la biodiversidad en paisajes antrópicos: Una revisión teórica. En: Moreno, C. E. (Ed.) La biodiversidad en un mundo cambiante: Fundamentos teóricos y metodológicos para su estudio. Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo y Libermex. Ciudad de México, pp 65-112. ISBN: 978-607-98479-3-7.
  • Melo, F.P.L., Arroyo-Rodríguez, V., Fahrig, L., Martínez-Ramos, M., Tabarelli, M. 2013. On the hope for biodiversity-friendly tropical landscapes. Trends in Ecology and Evolution 28: 461-468.

Reseña del autor

Víctor Arroyo Rodríguez. Investigador Titular C de la Universidad Nacional Autónoma de México desde 2010. Miembro del Sistema Nacional de Investigadores (nivel III). En 2014 recibí el premio “Distinción Universidad Nacional para Jóvenes Académicos” de la UNAM. Mi investigación se enfoca en entender los factores que determinan el mantenimiento de la biodiversidad en paisajes tropicales fragmentados, y está orientada a generar conocimiento y teoría que sirva de base para diseñar estrategias de conservación de especies en estos paisajes.

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