Conocimiento y manejo tradicional de ecosistemas en el Valle de Tehuacán

Por: Mariana Vallejo Ramos.

Jardín Botánico-Instituto de Biología, UNAM. mariana.vallejo@ib.unam.mx

La manera más básica en que el humano se ha relacionado con los ecosistemas es mediante el aprovechamiento. La recolección de frutos, la cacería, la pesca, la obtención de maderas de los bosques, la agricultura y la ganadería, son diversas formas en las que aprovechamos la biodiversidad. Los seres humanos hemos aprendido a lo largo de su historia cómo aprovechar esos recursos de la mejor manera, buscando la forma en que los elementos que están en la naturaleza no se agoten y estableciendo una serie de estrategias que permitan seguir aprovechándolos de manera sustentable; proceso que se ha visto alterado en distintos momentos, sobrepasando a la naturaleza y resultando en consecuencias catastróficas. Así, a lo largo de miles de años, se han generado experiencias y conocimientos que han permitido inventar una diversidad de formas de aprovechamiento y al mismo tiempo, han cambiado el paisaje y a los seres vivos. Esta interacción entre el humano y la biodiversidad ha creado cientos de nuevas especies domesticadas y miles de variedades tanto de plantas como animales.

Actualmente permanecen dentro de las comunidades tradicionales un cúmulo de conocimientos, prácticas, habilidades, técnicas y saberes. Con base en ese conocimiento adquirido y pasado de generación en generación toman decisiones sobre el uso que se le da a los ecosistemas, llevando a cabo un proceso de selección y de acciones sobre los recursos naturales.

Un ejemplo de una región que alberga comunidades tradicionales que han interactuado con sus ecosistemas por miles de años, conservando aún una enorme riqueza biológica, es el Valle de Tehuacán-Cuicatlán, el cual se localiza entre los estados de Puebla y Oaxaca. En esa zona se han registrado más de 3,000 especies de plantas de las cuales 365 son endémicas a la región. Además, cuenta con la presencia de ocho grupos étnicos indígenas, constituyendo así una región biocultural de riqueza excepcional (Dávila et al. 2002).

El conocimiento y prácticas tradicionales dentro de las comunidades presentes en la zona, se expresa en distintos aspectos, se tienen registro de casi 2000 especies de plantas que se utilizan con diversos propósitos (medicinales, comestibles, ornamentales, forrajeras, etc) y 1600 especies vegetales manejadas directamente en los sistemas agrícolas. Los pobladores identifican los beneficios de las plantas, pero también los detalles sobre su distribución, abundancia, interacciones con otras plantas y animales; de la misma manera, conocen sobre germinación, crecimiento y fenología. Todos esto influye significativamente en sus decisiones sobre qué y cómo manejar sus recursos (Casa et al. 2014).

Es importante señalar que el conocimiento tradicional, en la región, no es un proceso terminado, se encuentra en constante construcción, lo que permite desarrollar prácticas de manejo que se adaptan ante los cambios ambientales y culturales; incorpora nuevas técnicas, herramientas y prácticas productivas, sin que esto signifique necesariamente la depredación de sus ecosistemas. Por ejemplo, la agricultura presenta un gradiente, desde prácticas milenarias con una antigüedad aproximada de 10 000 años, hasta la incorporación de maquinaria y agroquímicos de manera intensiva. Sin embargo, subsiste una visión integral de aprovechamiento múltiple de los recursos. El manejo campesino incluye a la vegetación silvestre, conservando especies nativas. Mediante el manejo constante de los sistemas agrícolas se han creado en la región muchas especies, variedades, sistemas y paisajes. Los cuales son mantenidos y utilizados por grupos culturales, comunidades, familias e individuos; mediados por las creencias, rituales, tradiciones, reglas de uso, conocimientos y las innovaciones desarrolladas en el tiempo (Vallejo et al. 2016).

Resultado de la larga historia de uso, el paisaje del Valle de Tehuacán-Cuicatlán es un mosaico de comunidades rurales indígenas y mestizas, con áreas agrícolas y ganaderas, asentamientos humanos y huertos familiares. Dicho mosaico está inmerso en grandes extensiones de bosques naturales que han sido manejados durante miles de años y que albergan altos niveles de biodiversidad. Todas estas áreas productivas, forestales y ocupadas por humanos son reservorios de una alta biodiversidad y del patrimonio biocultural de México.

Figura 1. Paisaje en el Valle de Tehuacán-Cuicatlán. Autor Tania Paola Vázquez Delfín
Figura 2. Bosque de Echinocactus platyacanthus. Autor Tania Paola Vázquez Delfín

Referencias

  • Casas, A., Camou, A., Otero-Arnaiz, A., Rangel-Landa, S., Cruse-Sanders, J., et al. 2015. Manejo tradicional de biodiversidad y ecosistemas en Mesoamérica: el Valle de Tehuacán. Investigación ambiental Ciencia y política pública, 6(2).
  • Dávila, P., Arizmendi, M. D. C., Valiente-Banuet, A., Villaseñor, J. L., Casas, A., Lira, R. 2002. Biological diversity in the Tehuacán-Cuicatlán valley, Mexico. Biodiversity & conservation, 11(3):421-442.
  • Vallejo, M., Moreno-Calles, A. I., Casas, A. 2016. TEK and biodiversity management in agroforestry systems of different socio-ecological contexts of the Tehuacan Valley. Journal of ethnobiology and ethnomedicine, 12(1):1-15.

Reseña de la autora

Mariana Vallejo Ramos bióloga por la Facultad de Ciencias de la UNAM, Maestría y Doctorado en el Posgrado en Ciencias Biológicas, UNAM. Actualmente es investigadora en el Jardín Botánico del Instituto de Biología de la UNAM, a cargo del laboratorio de “Conservación y manejo de comunidades vegetales”. Ha sido docente en la carrera de Ciencias Ambientales en la Escuela Nacional de Estudios Superiores, UNAM y en Biología de la Facultad de Ciencias. Parte de sus investigaciones son sobre el manejo de socio-ecosistemas y cómo estos espacios de interacción hombre-naturaleza pueden conservar altos niveles biodiversidad. Ha estudiado los agroecosistemas, en particular los sistemas agroforestales tratando de entender qué son, quiénes los manejan, cómo se manejan, los motivos de generarlos y mantenerlos, cómo es que están representados en el territorio, qué elementos del paisaje influyen en el establecimiento de ellos, haciendo énfasis en la capacidad de conservación de biodiversidad.

Contacto:

Teléfono: 5556229045

Correo: mariana.vallejo@ib.unam.mx

Researchgate: https://www.researchgate.net/profile/Mariana_Vallejo2

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