
Por: Julieta Benítez-Malvido
IIES, UNAM. Laboratorio de Ecología del Hábitat Alterado. jbenitez@cieco.unam.mx
Se puede afirmar que gran parte de la población está al tanto de la pandemia que ha afectado la salud y economía del planeta. En menor proporción, estamos conscientes que la pandemia tuvo su origen como consecuencia de las interacciones existentes entre el ser humano con especies de fauna silvestre y los ecosistemas que habitan. Aún en proporción menor, conocemos que además de las zoonosis (enfermedades que se transmiten de los animales al hombre y viceversa), las actividades humanas en los ecosistemas naturales hacen más susceptible a la vegetación nativa a contraer enfermedades infecciosas (e.g., causadas por virus, bacterias, hongos y nemátodos) y no infecciosas como aquellas causadas por cambios drásticos en el ambiente abiótico (luz, temperatura, humedad malformaciones nutrimentales y agroquímicos) Figura 1). En el trópico, la tala selectiva, la deforestación, la apertura de caminos, la fragmentación del hábitat, etc., son acciones humanas que modifican las características físicas y biológicas de los ecosistemas, produciendo estrés en la vegetación y cambios en la abundancia y riqueza de algunos insectos vectores de enfermedades. Además, la migración de seres humanos, generalmente, conlleva la introducción de plantas y animales exóticos, que pueden ser portadores accidentales de nuevas enfermedades. Es decir, la alteración del hábitat modifica la integridad de los ecosistemas y produce las condiciones ideales para la introducción, supervivencia y transmisión de los agentes patógenos infecciosos a la vegetación. Los hongos patógenos junto con los insectos son los principales agentes de daño en sistemas agrícolas y naturales. Cerca del 75 % de todas las enfermedades vegetales son causadas por hongos. La infección por hongos patógenos puede causar un crecimiento anormal en la planta o su muerte (Figura 2). Entre los hongos patógenos más estudiados, por su impacto económico, se encuentran especies de los géneros Fusarium y Phytophthora que infectan, por ejemplo, a especies tropicales de importancia comercial nativas de México, como son los casos de la caoba (Swietenia macrophylla), el mamey (Pouteria sapota) y el aguacate (Persea americana)(Figura 3). Además, aunque muchos hongos patógenos son específicos a algunas especies de planta, otras especies pueden cambiar de un hospedero a otro, como es el caso de Fusarium mexicanum que posiblemente brincó de la caoba y otras especies nativas, al mango (Mangifera indica), que es una especie introducida en México. Sin embargo, aún falta mucho conocimiento sobre la gran mayoría de los patógenos que infectan las plantas en sistemas tropicales naturales Algunos patógenos pueden provocar la disminución o extinción local de poblaciones de plantas. En bosques templados, epidemias causadas por hongos han devastado poblaciones de diferentes especies de plantas, modificando la biodiversidad local. La extinción de una especie de planta, en un lugar determinado, puede tener efectos sobre otros organismos que dependen de ésta para su existencia. Por lo contrario, la pérdida de algún patógeno puede afectar la biodiversidad debido a que la planta hospedera se libera de un importante regulador poblacional, lo que permite que su población crezca sin control y desplace a otras especies de plantas. Se ha observado qué, en un área natural protegida en Ranomafana, Madagascar, un hongo patógeno introducido está diezmando las poblaciones de árboles del género Calophyllum, que representan un recurso alimenticio importante para la fauna nativa, incluyendo a varias especies de lémur (P. Wright, comunicación personal). Se deben identificar las principales especies de hongos patógenos que causan enfermedades en los ecosistemas tropicales y estudiar los procesos de surgimiento, transmisión, y diseminación de las diferentes enfermedades.
Actualmente, la información existente indica que la alteración del bosque tropical y su microclima, entre otros aspectos ecológicos, favorecen la incidencia de hongos patógenos. La degradación de los bosques tropicales representa un riesgo importante en la introducción de nuevas especies de hongos y la proliferación de nuevas enfermedades puede afectar dramáticamente la biodiversidad y, por lo tanto, la integridad ecológica de los ecosistemas.

Figura 1. Las interacciones entre las actividades humanas (e.g., deforestación, introducción de especies exóticas, uso de agroquímicos, contaminación de suelos y agua, etc.) y los riesgos sobre la salud del hombre, plantas y animales (Modificado de Destoumieux-Garzón, et al. 2018).

Figura 2. Individuo de Heliconia aurantiaca con daño por hongos patógenos foliares e insectos herbívoros en un fragmento de selva, Chajul, Chiapas (Fotografía: B. A. Santos).

Figura 3. Árbol de mamey (Pouteria sapota) con síntomas de infección por Fusarium sp.en el ejido de Chajul, Chiapas (Fotografía: R. Lombera)
Referencias
Benítez-Malvido, J. 2012. Alteración del hábitat y la proliferación de patologías en las plantas. Investigación y Ciencia. Enero 2012 Destoumieux-Garzón No. 424, pp. 36-42.
Destoumieux-Garzón,D., Mavingui, P., Boetsch, G., Boissier, J., Darriet, F., Duboz, P., Fritsch, C., Giraudoux, P., Le Roux, F., Morand, S., Paillard, C., Pontier, D., Sueur, C., Voituron, Y. 2018. The One Health Concept: 10 Years Old and a Long Road Ahead. Frontiers in Veterinary Science 5:14 doi: 10.3389/fvets.2018.00014.
Santillán-Mendoza, R., Pineda-Vaca, D., Fernández-Pavía, S. P., Montero-Castro, J. C., Goss, E. M., Benítez-Malvido, J., Rodríguez-Alvarado, G. 2019. Genetic diversity of Fusarium mexicanum, causal agent of mango and big-leaf mahogany malformation in Mexico. Molecular Biology Reports 46: 3887–3897.
Reseña del autor

Julieta Benítez-Malvido. Estudió Biología en la Universidad Autónoma Metropolitana-Iztapalapa, la maestría en Ecología la obtuvo en la Universidad de Durham, Inglaterra y el doctorado en la Universidad de Cambridge, Inglaterra. Es investigadora en la Universidad Nacional Autónoma de México desde 1996. Su línea de investigación es en ecología tropical, principalmente, se ha enfocado en comprender y demostrar como las perturbaciones humanas impactan diferentes procesos ecológicos en los bosques tropicales de México y del Amazonas Central. Ha demostrado que la fragmentación afecta la regeneración de árboles y el mantenimiento de la diversidad de la selva a corto, mediano y largo plazo; tomando en cuenta que los árboles son el principal componente de la estructura, funcionamiento y diversidad en selvas tropicales estos hallazgos han sido relevantes para dar luz a la vulnerabilidad de las selvas al impacto de las actividades humanas. También sus estudios han mostrado como la pérdida y fragmentación del hábitat afecta interacciones mutualistas, antagonistas y comensalistas planta-planta, planta-animal y animal-animal. En la actualidad ha estado enfocada al estudio de la pérdida de hábitat y su efecto sobre la incidencia de enfermedades en las plantas, usando como modelo de estudio a las herbáceas del género Heliconia en la Reserva de la Biósfera de Los Montes Azules, Chiapas.
Fotografía: Pia Parolin