
Por: María Elizabeth Hernández Alarcón
Red de Manejo Biotecnológico de Recursos.
Instituto de Ecología A.C.
elizabeth.hernandez@inecol.mx
Los humedales son zonas de transición entre ecosistemas terrestres y acuáticos, que se caracterizan por tener el suelo inundado o saturado de agua por largos periodos que permiten el crecimiento de vegetación adaptada a vivir bajo dichas condiciones. Los humedales costeros se forman con la entrada de agua de mar a los estuarios y lagunas, formando un gradiente de humedales salinos, salobres y de agua dulce. Dicho gradiente inicia con los pastos marinos y continúa hacia dentro con los humedales salobres como los manglares, y tierra adentro se encuentran los humedales de agua dulce como las selvas y los palmares inundables, seguidos de los humedales herbáceos que pueden tener vegetación de hojas anchas llamados popales o plantas con hojas alargadas llamados carrizales, tulares y juncales (Figura 1). Este gradiente de humedales costeros es típico y se puede encontrar en la línea costera tropical húmeda de México, incluidas las áreas del Golfo de México.

Los humedales ocupan solo entre el 4 y el 6% de la superficie de la tierra; sin embargo, se consideran de suma importancia globalmente por su potencial para almacenar carbono. Dicha capacidad se debe a la alta productividad de la vegetación de los humedales, que captura el bióxido de carbono CO2 atmosférico y lo convierte en carbono orgánico mediante la fotosíntesis. Cuando los residuos de las plantas llegan al suelo, éstos se descomponen lentamente debido a las condiciones anaerobias que predominan en los suelos inundados, favoreciendo la acumulación de materia orgánica semi- descompuesta llamada turba.
Los manglares del Gofo de México en distintas regiones de Veracruz y Tabasco almacenan de 180 a 829 Mg C ha-1, las selvas inundables de 601 a 3023 Mg C ha-1 y los humedales herbáceos de 350 a 1103 Mg C ha-1 (Figura 2). El promedio del carbono almacenado en los ecosistemas terrestres mexicanos es de 62.5 Mg C ha-1 (Bezaury-Creel, 2009). En este contexto, los mangales del Gofo de México almacenan de 2.9 a 13.3 veces más carbono que los sistemas terrestres y los humedales de agua dulce (selvas inundables y humedales herbáceos) de 5.6 a 49 veces más carbono que los ecosistemas terrestres. Dicha comparación debe de tomarse con cautela, ya que el área de los humedales es menor que la de los ecosistemas terrestres. Sin embargo, es un hecho que las reservas de carbono en los humedales de agua dulce son altas y que dichos ecosistemas han sido ignorados en su función como sumideros de carbono a nivel nacional. Los manglares son el único tipo de humedal que está protegido en México. Sin embargo, los humedales de agua dulce no lo están y son los que más área ocupan en el país y frecuentemente tienen más carbono almacenado en sus suelos. Es importante mencionar que cuando los humedales son drenados, el carbono semi- descompuesto en sus suelos, se oxida fácilmente a CO2, regresando a la atmosfera, convirtiéndose en fuente y no sumideros de carbono. Por otro lado, cuando los humedales se convierten a potreros inundables, el cambio del tipo de vegetación y la compactación del suelo altera el equilibrio de las comunidades de bacterias metanogénicas y metanotróficas incrementando la emisión de metano que es un potente gas de efecto invernadero. De allí la necesidad de contar con políticas públicas que impulsen la conservación de los humedales para que sigan siendo sumideros de carbono y ayuden a mitigar el calentamiento global.

Referencias
- Bezaury-Creel J. E. 2009. El Valor de los Bienes y Servicios que las Áreas Naturales Protegidas Proveen a los Mexicanos. The Nature Conservancy Programa México – Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas. México.pp.1-32
Reseña de la autora

María Elizabeth Hernández Alarcón. Licenciada en Química Farmacéutica Biológica por la Universidad Veracruzana, Maestra en Ciencias en Biotecnología por el Instituto Tecnológico de Veracruz y Doctora en Ciencias Ambientales por la Universidad del Estado de Ohio, USA. Actualmente es Investigador Titular B de la Red de Manejo Biotecnológico de Recursos del instituto de Ecología con 25 años de antigüedad en esta institución. Es miembro del Sistema Nacional de Investigadores SNI, Nivel 1, su línea de investigación es la Ingeniería Ecológica y Biogeoquímica de humedales. Investiga la captura de carbono y emisión de gases de efecto invernadero en humedales naturales y diseña humedales construidos para el tratamiento de aguas, la producción de flores y energía limpia a través de la producción de bioelectricidad en dichos sistemas. Autor de diversas publicaciones a nivel nacional e internacional, responsable de proyectos con financiamiento de CONACYT, SEMARNAT entre otros y ha formado estudiantes de Doctorado, Maestría y Licenciatura