La Ciguatera en el Caribe mexicano, impactos a la salud humana

Por: Antonio Almazán Becerril

Centro de Investigación Científica de Yucatán. A. C. almazan@cicy.mx

La ciguatera es una intoxicación producida por el consumo de peces contaminados con toxinas del tipo ciguatoxinas (CTX). A nivel mundial puede abarcar hasta 500,000 casos anuales (Friedman et al., 2017). Las CTX resultan de las transformaciones metabólicas en los peces de las gambiertoxinas (GTX) que, a su vez, son producidas por algunas especies de dinoflagelados del género Gambierdiscus (Figura 1). La intoxicación presenta una fase aguda en la que prevalecen síntomas gastrointestinales como la diarrea intensa y el vómito, y una fase crónica en la que predominan los síntomas neurológicos como las parestesias, disestesias, ataxias, cefalea y debilidad entre otros. La ciguatera es considerada como endémica de las zonas tropicales (Dickey y Plakas, 2009), con mayor incidencia en los archipiélagos del Mar Caribe y Océano Pacífico, donde la fuente principal de proteínas proviene de los peces. En épocas recientes se han observado casos en sitios como Alemania, Francia y Canadá porque estos países se han vuelto importadores de peces para abastecer la demanda local. Por otra parte, la ciguatera representa un riesgo de imagen para los destinos turísticos pues son frecuentes los casos de intoxicación en turistas.

Figura 1. Célula de Gambierdiscus. Estas especies de dinoflagelados son comunes en ambientes arrecifales donde viven asociados a una gran variedad de macroalgas.

La incidencia de la ciguatera en México ha sido revisada por Núñez-Vázquez et al. (2019). En las costas del Caribe mexicano y del norte de Yucatán es alta la incidencia de ciguatera, pero hay poca información disponible. Se sabe que el principal vector de la ciguatera es la gran barracuda (Sphyraena barracuda) un pez muy apreciado por el sabor de su carne (Figura 2). Por ello, las autoridades de salud locales prohibieron la comercialización y venta de esta especie. No obstante, en muchas comunidades costeras continúa a pesar de que conocen el riesgo de intoxicarse.

Figura 2. La gran barracuda (Sphyraena barracuda). Esta especie es el principal vector de ciguatoxinas a los humanos. Al ser un depredador tope puede concentrar cantidades suficientes de CTX para producir intoxicaciones.

De 1997 a 2017 se produjeron al menos 28 eventos en los cuales se intoxicaron 262 personas. En Cozumel e Isla Mujeres la ciguatera fue más frecuente, con 8 y 6 eventos respectivamente, aunque en Isla Mujeres el número de intoxicados (96 casos), fue más del doble que en Cozumel. En 23 de estos eventos el vector fue la barracuda.

Las características clinicas de la ciguatera en las costas del Caribe mexicano son complejas aunque los reportes coinciden en que la severidad de los síntomas está relacionada con la dosis. En la mayoría de los casos los pacientes sufrieron diarrea severa durante las primeras 12 horas después de haber ingerido el pescado, tras lo cual, pasaron a una fase crónica constituida por síntomas neurológicos. Entre estos, las parestesisas y la hipersensibilidad al frío fueron recurrentes. En un par de pacientes se produjo dolor púbico o durante la eyaculación durante actividades sexuales. En los casos más severos los síntomas persistieron hasta después de 7 meses. Recientemente, en agosto del 2020, se presentó un evento de intoxicación con efectos muy severos que afectó al menos a 20 personas, de las cuales fallecieron dos. Esta lamentable situación se dio en medio de la pandemia por Covid 19. Al parecer, las personas fallecidas tenían enfermedades preexistentes y al no encontrar atención médica oportuna debido a la saturación hospitalaria, sus cuadros clínicos se agudizaron y fallecieron.

Los trastornos asociados a la ciguatera llevan a la incapacitación temporal de los pacientes, lo que implica que además de constituir un problema de salud también produce pérdidas económicas. Con el incremento poblacional del estado de Quintana Roo también se incrementa la demanda de pescado fresco, y con ello, la comercialización de la barracuda como producto de bajo costo, sobre todo en temporada de cuaresma. Para disminuir el riesgo de contraer ciguatera es necesario suspender totalmente el consumo de barracuda y mantener un programa permanente de información dirigida al público en general.

Referencias

  • Dickey, W. R. y S. M. Plakas. 2009. Cigutera: a public health perspective. Toxicon, 56(29), 123-136
  • Friedman, M. A., Fernandez, M., Backer, L. C., Dickey, R. W., Bernstein, J., Schrank, K. et al. 2017. An updated review of ciguatera fish poisoning clinical, epidemiological, environmental, and public health management.Marine Drugs, 15(72):1-41
  • Núñez-Vázquez, E., Almazán-Becerril, A., López-Cortés, D. J., Heredia-Tapia, A., Hernández-Sandoval, F. E., Band-Schmidt, C. J., Bustillos-Guzmán, J. J., Gárate-Lizárraga, I., García-Mendoza, E., Salinas-Zavala, C. A. y A. Cordero-Tapia. 2019. Ciguatera en Mexico from 1984 to 2003. Marine Drugs, 17(1), 13.

Reseña del autor

Antonio Almazán Becerril estudió la licenciatura en biología y la maestría en ciencias en la UNAM. Obtuvo un doctorado en oceanografía biológica en CICESE. Desde 2008 es investigador del CICY en la Unidad de Ciencias del Agua con sede en Cancún. Es Miembro del Sistema Nacional de Investigadores Nivel I. Su línea de investigación se enfoca a la ecología de los autótrofos acuáticos con énfasis a las especies formadoras de Florecimientos Algales Nocivos.

Coméntalo en nuestras redes sociales

Las ballenas y delfines, víctimas de la naturaleza y del humano

Por: Christian D. Ortega-Ortiz1, Evelyn Díaz-Torres2, Myriam Llamas-González2, Anahí Martínez-Romero1 y Raziel Meza-Yáñez1

1Facultad de Ciencias marinas, Universidad de Colima; 2Centro Universitario de la Costa Sur, Universidad de Guadalajara. christian_ortega@ucol.mx

Las ballenas y los delfines son animales que viven en el medio marino, pero respiran aire de la atmósfera pues son mamíferos mamíferos. Estos increíbles animales pueden ser vistos en todos los océanos del mundo, desde las aguas cálidas del ecuador, hasta las aguas frías polares. Sin embargo, su “estilo de vida” no es nada sencillo, dado que muchos de ellos tienen que desplazarse grandes distancias para conseguir su alimento o para estar en sitios adecuados donde puedan reproducirse. Y como la naturaleza y el humano coexistimos, se complican las actividades habituales de estos increíbles animales. Explicaremos esta idea con dos ejemplos.

En las aguas del Pacífico Central Mexicano (PCM), que son las que se ubican frente a los estados de Jalisco, Colima y Michoacán; el delfín moteado pantropical (Stenella attenuata) es considerado una especie residente, lo que significa que todos los meses del año podemos verlo en la región (Figura 1). Estos delfines ahí socializan, descansan, se reproducen y comen; pero recientemente hemos descubierto que cuando ocurren cambios drásticos en el océano, los defines son afectados. Un cambio en el Océano Pacífico es el incremento en la temperatura superficial del agua, lo que se conoce como el evento de “El Niño”, este fenómeno ambiental provoca que muchos animales marinos, como los peces “huyan” de esa agua más caliente, lo que trae como resultado que los demás animales que usualmente se comen a esos peces, pues se quedan sin alimento. ¡Esto ocurre a los delfines moteados! Durante eventos “El Niño” se desplazan distancias mayores, y lejos de la costa, seguramente para buscar alimento. Por el contrario, en eventos “La Niña”, cuando el agua de mar es más fría, se agrupan cerca de la costa, donde seguramente encontrarán más presas (Figura 2).

Figura 1. Delfín moteado (Stenella atenuatta) en aguas de la costa de Colima.
Figura 2. Ballena jorobada dentro de la bahía de Manzanillo, Colima.

Otro ejemplo, es la ballena jorobada (Megaptera novaeangliae), cada invierno-primavera realiza una migración desde aguas frías en el norte, hacia lugares más cálidos, como México. Estos inmensos animales arriban a las costas del PCM para realizar principalmente actividades de reproducción (Figura 2); es decir, cortejar (con saltos, golpes físicos y cantos entre machos), copular, alumbrar y cuidar a las crías. La cantidad de ballenas jorobadas que arriban cada año a esta región con estos fines usualmente es similar; sin embargo, también hemos descubierto que los eventos “El Niño” las afectan. En los inviernos-primaveras del 2015 y 2016 ocurrió uno de los “Niños” más intensos, lo cual provocó que hubiera pocas ballenas; en ambos años las actividades de cortejo fueron muy escasas, los machos cantores fueron muy pocos y, por ende, en el 2016 no se registraron crías en la región. En cambio, en el 2011 cuando fue un evento “La Niña” se registró una gran cantidad de ballenas jorobadas y de crías. Nuestra hipótesis ante este acontecimiento es, que las aguas frías provocan que las ballenas se desplacen hacia zonas más sureñas, dado que buscan aguas cálidas que favorezcan la reproducción, principalmente para que las crías nazcan sin estrés termal; y por lo tanto en nuestra región habrá una gran cantidad de ballenas. Por el contrario, cuando predominan aguas cálidas en la zona o incluso en latitudes más al norte, las ballenas recortan su migración y no llegan a nuestras costas, dado que en Baja California o zonas adyacentes encuentran las condiciones óptimas para sus actividades reproductivas.

Todo lo anterior pone en evidencia, que la naturaleza influye drásticamente sobre la ecología de los delfines moteados y las ballenas jorobadas de la región del PCM…Pero estas dificultades no terminan aquí, para complicar más la situación, tenemos ahora el humano. Nuestras actividades cotidianas, necesarias para continuar con el desarrollo y estado de confort en el que vivimos, han desequilibrado de manera importante muchos ambientes de nuestro planeta. La actividad pesquera, el tránsito marítimo y la contaminación costera, sin duda perturban el medio marino y por consecuente, a todos los animales que ahí habitan. Tal es el caso de los delfines moteados y ballenas jorobadas, las cuales hemos registrado con heridas y cicatrices a consecuencia de artes de pesca (Figura 3). Sin mencionar que esto mismo también afecta de manera importante a otras especies como las tortugas marinas y mantarrayas. Afortunadamente, una acción para minimizar esta problemática en la región es el equipo de Red de Atención a Ballenas Enmalladas (RABEN), quien ha liberado algunas ballenas de los estragos de algunas artes de pesca.

Figura 3. Superior, cría de ballena jorobada interactuando con barcos de gran calado dentro de la bahía de Manzanillo, Colima. Inferior Cría de ballena jorobada enredada en una red de pesca fuera de la misma bahía.

Por otro lado, la colisión por embarcaciones también ha afectado a delfines y ballenas en la región. Hace unos años, un delfín moteado casi fue partido a la mitad por un barco de gran calado (Figura 4). Y hemos registrado algunas ballenas con cicatrices/heridas, seguramente originadas por propelas de embarcaciones. A su vez, el ruido de las embarcaciones influye sobre la actividad acústica de ambos organismos, pero principalmente en el canto de los machos de ballena jorobada, ya que en ocasiones hemos registrado que algunos cambian la estructura de su canto debido al ruido que ocasiona un barco al arribar a las bahías para entrar al puerto comercial de Manzanillo; por lo que tienen que cantar a intensidades más fuertes para poder ser escuchados por las hembras. Pero también hemos detectado que algunos de estos machos, simplemente dejan de cantar por esta enorme contaminación auditiva.

Figura 4. Izquierda, delfín moteado colisionado por la propela de un barco de gran calado en aguas de Colima. Derecha, Madre con cría de ballena jorobada cerca del muelle fiscal de Manzanillo, Colima.

En años recientes hemos investigado agentes contaminantes químicos que pudieran afectar tanto a los delfines como a las ballenas de esta región del PCM. De manera preliminar podemos compartir información acerca de los delfines de nuestra región; dado que en su grasa corporal tienen residuos de por lo menos 29 contaminantes, siendo endosulfán y benzopireno los que más llaman la atención por su actividad dañina hacia el sistema endocrino (hormonal) y su potencial cancerígeno. Mientras que, en las ballenas jorobadas hemos registrado la presencia de una enfermedad cutánea, “la dermatosis del tatuaje” (Figura 5); la cual es causada por un virus, que a su vez es estimulado por diversos factores, como la contaminación química de las costas provocada por residuos que vienen desde el continente. Idea que nos sugiere que también debemos investigar el estado toxicológico en la grasa de las ballenas jorobadas; así como otros factores de salud de estos animales marinos, con el fin de proponer e implementar medidas de mitigación, que propicien y favorezcan su conservación. Hay mucho trabajo por hacer, y es necesario; porque sin conocimiento no se puede conservar.

Figura 5. Ballena jorobada con aparente enfermedad cutánea, “la dermatosis del tatuaje”, vista en la costa de Colima

Reseña del autor

Christian Daniel Ortega Ortiz realizó la licenciatura en Oceanología, con especialidad en Biología en la Universidad de Colima. La Maestría en Ciencias con especialidad en Manejo de Recursos Marinos fue obtenida en el Centro Interdisciplinario de Ciencias Marinas del Instituto Politécnico Nacional (CICIMAR-IPN); donde también realizó el doctorado en Ciencias Marinas al estudiar a la ballena azul del Golfo de California. Desde el 2009 es profesor-investigador de tiempo completo de la Facultad de Ciencias Marinas de la Universidad de Colima. Sus líneas de investigación se enfocan a la biología y ecología poblacional de mamíferos marinos, con algunas incursiones sobre la ecología de tortugas marinas y recientemente en aves marinas y educación ambiental con niños y jóvenes del estado de Colima. Ha dirigido 16 tesis de licenciatura, 4 de maestría y 1 de doctorado. Ha participado en 24 publicaciones científicas a nivel nacional e internacional. Y ha participado como colaborador o responsable en 10 proyectos de investigación. Cuenta con perfil PRODEP de la SEP. Actualmente es miembro del Sistema Nacional de Investigadores en el nivel 1. Y es el presidente de la Sociedad Mexicana de Mastozoología Marina (SOMEMMA) (2021-2023).

Coméntalo en nuestras redes sociales

Las cianobacterias en cuerpos de agua dulce y sus impactos sociales

Por: Alfredo Pérez Morales

Centro Universitario de Investigaciones Oceanológicas. Universidad de Colima. aperez42@ucol.mx

Las cianobacterias son organismos unicelulares similares a las microalgas, pero con características fisiológicas que se asemejan más a las bacterias, es común encontrarlas en diversos ecosistemas, en agua dulce han provocado muchos problemas. En cuerpos de agua naturales o artificiales en México con poco o nulo movimiento generan capas de espuma densas y natas espesas en la superficie de sus aguas, esto se debe a eventos recurrentes de multiplicación acelerada y acumulación de células que ocasionan un incremento significativo de sus abundancias. Los florecimientos de cianobacterias están constituidos por agregaciones unicelulares, colonias o filamentos con millones de células por litro, la permanencia de estos eventos en los cuerpos de agua dulce puede fluctuar en períodos de horas a días o ser permanentes si las condiciones del ambiente son favorables (EPA, 2016).

La formación constante de florecimientos recurrentes o permanentes se debe a factores diversos: (1) procesos de eutrofización (principalmente nitrógeno y fósforo) asociados al vertimiento directo o indirecto de aguas residuales domésticas o industriales con tratamiento parcial o nulo, escurrimientos por agricultura (fertilizantes), ganadería (desechos orgánicos) y por aporte directo de excretas de fauna circundante (perros, gatos, aves diversas, etc.); (2) poca profundidad y elevado tiempo de residencia del agua debido a flujos reducidos o nulos de entrada y salida de agua; (3) condiciones físicas favorables del ambiente, como incremento en la temperatura del agua, alta irradiación solar y turbulencia baja o nula; y (4) altos valores de pH y bajos niveles de bióxido de carbono (CO2) disuelto en el agua.

Diversas especies de cianobacterias tienen la capacidad de sintetizar metabolitos bioactivos que provocan intoxicaciones en muchos de los organismos del ecosistema acuático, impactando también animales domésticos y silvestres, aves migratorias, animales de granja y seres humanos. Según su mecanismo de acción, estas cianotoxinas se clasifican en hepatotóxicas, neurotóxicas, citotóxicas, dermotóxicas y pueden ser bioacumulables (Cuadro 1). Los síntomas conocidos por intoxicación en humanos incluyen: fiebre, desórdenes gastrointestinales, irritaciones de la piel y reacciones alérgicas afectando oídos, ojos, garganta y tracto respiratorio; en algunos casos, la intoxicación por cianobacterias ha provocado la muerte (EPA, 2016).

CianotoxinasDL50 (en ratón i.p.) de toxina pura μg/kgTaxas productoras de cianotoxinasMecanismos de toxicidad
Péptidos cíclicos   
Microcistinas (>240 análogos conocidos) Microcistina-LR Microcistina-YR Microcistina-RR Nodularinas    40 – >1,000 60 (25 – 125) 70 300 – 600 30 – 50  Microcystis, Anabaena, Anabaenopsis, Fischerella, Gloeotrichia, Hapalosiphon, Nodularia, Nostoc, Oscillatoria y Planktothrix. Nodularia.  Hepatotóxicas / Bloqueadores de proteínas fosfatasas por enlace covalente, causan hemorragias en el hígado; citotóxicas.
    
Alcaloides   
Anatoxina-a250Anabaena, Aphanizomenon, Cylindrospermum, Oscillatoria y Planktothrix.Neurotóxicas / Bloqueadores de la depolarización post-sináptica.
Anatoxina-a(s)40Anabaena.Neurotóxicas / Bloqueadora de la enzima acetilcolinesterasa.
Cilindrospermopsinas2,100 / 1 día 200 / 5-6 díasAnabaena, Aphanizomenon, Cylindrospermopsis, Lyngbya, Rhaphidiopsis y Umezakia.Hepatotóxicas / Bloqueadores de síntesis de proteínas; toxinas bioacumulables
Lyngbyatoxina-aLyngbya.Piel, tracto gastrointestinal.
Saxitoxinas10-30  Aphanizomenon, Anabaena, Cylindrospermopsis y Lyngbya.Neurotóxicas / Bloqueadores de los canales de sodio.
LipopolisacáridosTodos.Irritante potencial, afecta a cualquier tejido expuesto.

Cuadro 1. Toxicidad de las principales cianotoxinas

Microcystis es una de las cianobacterias más comunes en muchas partes del mundo. En América tropical, Microcystis causa el 35% de los florecimientos, su principal toxina son las microcistinas (MC) que son una familia de más de 240 congéneres reportados, de estos la MC-LR (variante de las microcistinas cuyas literales LR corresponden al contenido de los aminoácidos leucina y arginina en su estructura es la más estudiado y comúnmente reportada (Figura 1).

Figura 1. Estructura general de las microcistinas (MC). X y Y son variables L-aminoácidos.

Además de los impactos negativos por las cianotoxinas, estos florecimientos modifican las características físicas y químicas los cuerpos de agua donde se desarrollan, perjudicando severamente a la biota residente: fitoplancton, zooplancton, peces, crustáceos, moluscos, aves, reptiles y plantas superiores (Pérez-Morales et al., 2016). Lamentablemente la mayoría de los cuerpos de agua dulce de México se encuentran eutrofizados, lo cual ha favorecido la formación de florecimientos de cianobacterias nocivas (Figura 2), mermando la calidad del agua para consumo humano, uso deportivo, recreativo o riego agrícola.

Figura 2. Florecimientos de cianobacterias (Microcystis, principalmente). a) Pista de canotaje en el Lago de Xochimilco y b). Lago del bosque de Chapultepec. Ambos lagos en Ciudad de México.

Dado lo anterior, se requiere poner especial atención en disminuir los factores que promueven los florecimientos de cianobacterias, principalmente reduciendo los procesos de eutrofización, además se requiere establecer métodos eficientes para eliminar y remover cianotoxinas durante los procesos de tratamiento de agua potable (cloración, carbón activado, ozonización, oxidación avanzada, entre otros). Por último, es importante resaltar que en México aún no se contempla el establecimiento de concentraciones límite de cianotoxinas como medida regulatoria para agua de consumo, riego agrícola y uso recreativo, tal como ya se han implementado en otros países con problemas severos por florecimientos de cianobacterias.

Referencias

  • Environmental Protection Agency (EPA). 2016. Drinking water contaminant human health effects information. Recuperado de https://www.epa.gov/dwstandardsregulations/drinking-water-contaminant-human-health-effects-information
  • Pérez-Morales, A., Olivos-Ortiz, A., Quijano-Scheggia, S. I., Espinosa-Rodríguez, C. A., & Jiménez-Santos, M. A. 2016. Estado actual del estudio de cianobacterias dulceacuícolas formadoras de florecimientos en el centro de México. In: García-Mendoza, E., S. I. Quijano-Scheggia, A. Olivos-Ortiz y E. J. Núñez-Vázquez (Eds.). Florecimientos Algales Nocivos en México (pp. 408−421). CICESE, Ensenada, México.
  • World Health Organization (WHO). 2003. Guidelines for safe recreational water environments. Vol. 1 Coastal and fresh waters. Genova, Italia: World Health Organization.

Reseña del autor

Alfredo Pérez Morales doctor en ciencias marinas por el CICIMAR-IPN, posdoctorado en limnología por la FESI-UNAM y posdoctorado en ecología marina por el ICIMAP-UV. Desde 2006 es profesor-investigador titular en el Centro Universitario de Investigaciones Oceanológicas de la Universidad de Colima y docente en el nivel superior y posgrado de la misma universidad. Ha dirigido 3 proyectos de investigación, 6 tesis de licenciatura y 2 de maestría. Ha publicado 16 artículos de investigación, 2 libros y 9 capítulos de libro. Es miembro del Sistema Nacional de Investigadores y miembro investigador de la red temática CONACyT “Florecimientos Algales Nocivos” (Red-FAN). Sus líneas de investigación son la ecología acuática, fitoplancton tóxico, toxinología, ecotoxicología y acuacultura.
Researchgate: https://www.researchgate.net/profile/Alfredo_Perez-Morales

Coméntalo en nuestras redes sociales

Reducción de las colonias del bobo café en el Pacífico Central Mexicano

Por: Salvador Hernández-Vázquez, José Alfredo Castillo-Guerrero, Christian Daniel Ortega-Ortiz.

Centro Universitario de la Costa Sur. Universidad de Guadalajara. s.hernandez@academicos.udg.mx

El bobo café (Sula leucogaster) es un ave marina que se distribuye en todos los océanos tropicales y subtropicales del mundo, y anida principalmente en islas (Figura 1). En México, el bobo café se distribuye en ambos litorales, tanto en el del Océano Pacifico como en del Atlántico. El tamaño de sus colonias es muy variado, y muchas de ellas han sido extirpadas, por lo que se considera que su tamaño poblacional ha disminuido. Actualmente se estima que podría ser de sólo un 10% de sus niveles poblacionales históricos.

Figura 1. Nido de bobo café con un pollo de dos semanas de edad. Macho (izquierda); cabeza blanca y base del pico azul; hembra (derecha): café con base del pico amarillo.

En el Pacifico Central Mexicano no es la excepción, por ejemplo, en la isla Pajarera, en la bahía de Chamela, Jalisco, Gaviño de la Torre contó 9,524 parejas en 1975, y este número se redujo a solo 372 parejas en 2020. Esta disminución no es un hecho aislado, pues también se ha registrado un patrón similar en la isla Cocinas, que pasó de 1,278 nidos en el 2000 a 262 en 2020 (Figura 2A) y en Peña Blanca, un islote rocoso cercano al puerto de Manzanillo, Colima, donde se contabilizaron 15,215 parejas en 2008 y solo 4,156 parejas en 2020 (Figura 2B). Las causas de esta notable disminución son desconocidas, pero parecen estar asociadas a cambios en las condiciones del mar y/o por contaminación de origen antrópico. Estas condiciones reducen la disponibilidad y abundancia de su alimento y en consecuencia, el éxito reproductivo se ve afectado. Hay actividades locales que también contribuyen a su reducción, por ejemplo, en las islas Cocinas y Pajarera hay actividad turística durante todo el año. Se ha observado que algunos visitantes caminan entre los nidos del bobo café, ocasionando que las aves vuelen y dejen los huevos y pollos expuesto al sol y depredadores. También se ha observado una pérdida de sustratos de anidación (áreas sin vegetación); por ejemplo, en 1975 Gaviño de la Torre estimó un área 14.4 hectáreas en Pajarera y en 2015 estimamos un área de solo 1.2 hectáreas. Esta reducción se debe al crecimiento y dispersión de dos especies de plantas exóticas introducidas: la rama de la Cruz y el zacate de Guinea.

Figura 2. Numero de nidos observados en las islas Cocinas, Pajarera y Peña Blanca. Datos de 1979 de Pajarera fueron tomados de Gaviño de la Torre 1993

Peña Blanca es un islote poco accesible y sin actividad turística, sin embargo, en 2012 registramos la muerte masiva de bobos café. En un recorrido contamos cerca de 1,900 aves muertas o moribundas en la isla Peña Blanca y en playas cercanas (Figura 3). Este evento también fue reportado para otras especies de aves marinas en México y otros países y atribuyeron la muerte de las aves marinas a la escasez de alimento causado por el calentamiento del agua superficial del mar. En el análisis estomacal de 15 aves recién muertas de bobo café no se encontraron indicios de presas en sus estómagos, lo que hace suponer que tenían tiempo sin alimentarse. Es probable que también la muerte de estos bobos se asoció a una microalga (Pseudonitzschia spp) que produce toxinas (ácido domoico) y al ser consumida por peces filtradores que después se comen las aves, puede causar la muerte a estos depredadores. En años previos ya se había registrado la muerte de pelicanos por esta toxina y los síntomas que presentaron son: tracto digestivo vacío, aletargados, sin poder volar, inflamación y lagrimeo en los ojos, síntomas muy similares a los observados en el bobo café en Peña Blanca.

Figura 3. Aves muertas (círculos rojos) observadas en la playa de Oro, enfrente de la isla Peña Blanca. Las imágenes inferiores muestran a una hembra y un macho débiles y sin poder volar.

Como se menciona, las causas de la disminución a escala regional pueden ser múltiples y es necesario hacer estudios que permitan conocer su ecología trófica y reproductiva y como esto puede ser afectado por las actividades humanas y/o por eventos naturales.

Referencias

  • Hernández-Vázquez, S., Castillo-Guerrero, J.A., Mellink, E., Almaguer-Hernandez, A.M. 2018. Colony Size and Breeding Success of Red-billed Tropicbird (Phaethon aethereus) on Peña Blanca Island, Colima, México. Waterbirds 2: 135-144.
  • Schreiber, E.A., Norton, R.L. (2002 Brown Booby (Sula leucogaster). In Poole, A. (ed). The Birds of North America, no. 649. The Academy of Natural Sciences, Philadelphia, Pennsylvania, USA.
  • Gaviño de La Torre, G. 1975. Algunas observaciones sobre la biología de Sula leucogaster nesiotes (Aves: Sulidae), en la Bahía de Chamela, Jalisco, México. Univ. Autónoma de Morelos, Escuela de Ciencia Biológicas, Morelos, México.

Reseña de los autores

Salvador Hernández Vázquez (s.hernandez@academicos.udg.mx). Es Profesor Investigador Titular “C” en el Departamento de Estudios para el Desarrollo Sustentable de Zona Costea, Centro Universitario de la Costa Sur, Universidad de Guadalajara. Biólogo egresado de la Universidad de Guadalajara, Maestría en Ciencias en Ecología Marina por el Centro de Investigación Científica y de Educación Superior de Ensenada (CICESE), y doctorado en Ciencias Marinas en el CICIMAR-Instituto Politécnico Nacional. Miembro del Sistema nacional de Investigadores (SNI), nivel I. Entre sus principales actividades de investigación que ha realizado se encuentra el monitoreo de aves acuáticas en humedales costeros. Actualmente sus estudios se centran a evaluar aspectos de la ecología trófica y reproductiva de aves marinas en sistemas insulares del Pacifico mexicano. Ha publicado más de 50 trabajos en los que se incluyen artículos en revistas científicas y de difusión, capítulos de libros y libros.

José Alfredo Castillo Guerrero. Investigador Titular A, Universidad de Guadalajara (alfredo.castillo@academicos.udg.mx). Biólogo Marino por la Universidad Autónoma de Baja California Sur, doctorado en Ciencias en Ecología Marina por el Centro de Investigación Científica y de Educación Superior de Ensenada (CICESE). Desde 2011 es miembro del Sistema Nacional de Investigadores, con la distinción de Investigador Nacional nivel I. Ha participado en proyectos de diagnóstico, restauración y evaluación de la diversidad de aves, así como de ecología reproductiva en aves marinas. Recientemente ha orientado sus actividades de investigación en determinar los efectos de contaminantes sobre parámetros reproductivos e indicadores de salud en aves marinas, en particular la sinergia entre aspectos climáticos con otras fuentes de disrupción de origen antrópico (ej. contaminación) en los procesos ecológicos/evolutivos de ecosistemas marinos.

Coméntalo en nuestras redes sociales

Servicios ambientales costeros ¿Qué son… para que sirven?

Por: Omar Darío Cervantes Rosas

Facultad de Ciencias Marinas Universidad de Colima. omar_cervantes@ucol.mx

Los procesos naturales como el clima, la dinámica representada por olas, corrientes y mareas así como la hidrología y la geomorfología costera han creado y moldeado los ecosistemas, que en su conjunto funcionan como un gran sistema complejo de engranes entrelazados que interaccionan dando lugar a un intercambio de materia y energía, cuyo resultado es un escenario biodiverso con múltiples elementos de formas y colores que representan ambientes y paisajes característicos de la costa (Figura 1), tales como manglares, dunas, selvas o bosques tropicales, lagunas costeras, playas, marismas y planicies costeras entre otras.

Figura 1.- Paisaje de Playa, Duna y Selva en la costa de Nayarit (Foto. Omar Cervantes).

Los ecosistemas tienen una serie de funciones naturales tales como la filtración y purificación del agua, áreas de reproducción y alevinaje (guardería de crías de peces y crustáceos), captura de carbono, hábitat de especies y protección costera ante tormentas y huracanes entre otros. Estas funciones son Servicios Ambientales, puesto que generan beneficios de índole socio ecológico y económico a la sociedad; un ejemplo, es el ensamble de las dunas, la playa, la laguna arrecifal y el arrecife; que proveen un servicio de protección ante el oleaje y marea de tormenta, mar de fondo y otros eventos dinámicos en la costa…pero también a la infraestructura y bienes construidos por el hombre como hoteles, condominios, casas, negocios y puertos entre otros, pero ¿qué ha pasado?

La costa es un área atractiva en todos los sentidos, lo que ha llevado a ocupar el espacio, sin observar o atender los límites establecidos por la propia naturaleza y administrativos y/o de planeación como los ordenamientos y programas de desarrollo urbano; prevaleciendo en muchas ocasiones el factor económico para justificar esa colonización que modifica los ecosistemas y el hermoso e invaluable paisaje, dando lugar a la perdida de estos servicios al sepultar las dunas, rellenar lagunas, modificar los aportes de arena y dañar los arrecifes; permitiendo un avance del mar ante la ausencia de estas barreras de defensa y que, ante los daños ocasionados a la infraestructura, son reemplazados por rompeolas o espigones; obras costosas en su diseño y mantenimiento que en muchos casos incrementan las afectaciones y perdida de los servicios ambientales (Figura 2).

Figura 2.- a) Remoción de vegetación; b) y c) Ocupación en dunas y playas y d) Afectación de balance sedimentario por espigón en playas. (Fotos. Omar Cervantes-Dron Ebee Sensefly).

Por ello, entender el funcionamiento de la costa como un sistema, permitirá evitar afectaciones y sobre todo requerir presupuestos para un servicio que la naturaleza nos ofrece sin costo; los cuales han sido calculados con técnicas econométricas, destacando los manglares que de acuerdo con Calderón et. al (2009), una hectárea puede aportar más de 100, 000 USD en servicios ambientales anuales; es por lo que la sostenibilidad, el uso sustentable, participativo e incluyente de para con los ecosistemas es la mejor estrategia para su conservación y por ende prevalencia de los beneficios que estos proveen a la sociedad

Referencias

  • Calderón C., Aburto, O. y Ezcurra, E. 2009. El valor de los manglares. CONABIO. Biodiversitas 82:1-6. ISSN: 1870-1760.

Reseña del autor

Omar Darío Cervantes Rosas es miembro del Sistema Nacional de Investigadores (Nivel I); es especialista en Manejo Integral Costero y Gestión de Playas. Oceanólogo con un doctorado en Ciencias en Oceanografía Costera por la Universidad Autónoma de Baja California. Es experto técnico en playas y Ecoturismo por la Entidad Mexicana de Acreditación (EMA); Ha elaborado caracterizaciones, diagnósticos y estudios de manejo de playas en la costa del Pacifico, Golfo y Caribe de México. Con impartición de conferencias y cursos sobre gestión integral de playas y temas costeros en México, Colombia, Brasil, Uruguay, España y Portugal. Cuenta con 30 publicaciones en revistas y libros nacionales e internacionales sobre costas y mares. Jurado en tesis de licenciatura, maestría y doctorado en México y Colombia. Es miembro de la Red Iberoamericana PROPLAYAS, Red IBERMAR, Red RICOMAR (CONACYT), Red FAN (CONACYT), Red Mexicana de Manejo Integrado Costero y del Laboratorio de Oceanografía Social en el Colegio de Michoacán. Actualmente es profesor – investigador en la Facultad de Ciencias Marinas de la Universidad de Colima en Manzanillo, Colima, México.

Coméntalo en nuestras redes sociales