
Por: Ana Isabel González
Subcoordinadora de Especies Invasoras, CONABIO agonzalez@conabio.gob.mx

Fotografía 1. Bryophyllum delagoense Especie originaria de Madagascar e invasora en México autor Concepción Martínez Fuente Banco de imágenes de CONABIO.
Las especies exóticas invasoras son uno de los factores de presión más importantes para los ecosistemas y la biodiversidad, junto con el cambio climático, la pérdida de hábitat, cambio de uso de suelo, sobreexplotación de organismos y contaminación (CONABIO, 2009). Una especie exótica invasora se define como aquella que no se distribuye de manera natural en una región determinada, en este caso México, y que además ocasiona impactos negativos a la biodiversidad, los ecosistemas, la salud, la economía y la sociedad. Dependiendo de la especie, los impactos pueden incluir uno o varias combinaciones de los siguiente ejemplos: Impactos a la biodiversidad (depredación, competencia o introducción de enfermedades que afectan a las especies nativas…), a los ecosistemas (alteración de las comunidades y modificación de ecosistemas, incremento en la frecuencia de incendios, erosión, monocultivos…), a la economía (reducción de cosechas, incremento en los costos de producción o de mantenimiento, daños estructurales…), a la salud (afectaciones a la salud humana, animal o vegetal) y a la sociedad por pérdida de usos y costumbres, actividades recreativas o alimentos tradicionales. Existen especies exóticas invasoras pertenecientes a todos los grupos taxonómicos y en todos los ambientes, y cada evento de invasión es el resultado de la combinación de diferentes factores, entre los cuales están las características específicas de la especie, la región o ecosistema al que es introducida, así como su estado de conservación, las condiciones físicas y climáticas del entorno, la época del año, la frecuencia de introducción, la disponibilidad de recursos, etc. Estos factores complican mucho el poder determinar con anticipación cuál de todas las especies exóticas tendría el potencial de volverse invasora en un área determinada.
Aunque existen diferentes estrategias de atención ante las invasiones, que deben ser adaptadas al caso por caso, una invasión biológica no puede ser atendida por un solo sector o institución, sino que se requiere de la colaboración entre diferentes disciplinas y esferas. Un ejemplo reciente de la amenaza que representan las especies invasoras para la integridad de los ecosistemas, son los pastos exóticos que invaden las praderas del noroeste del pacífico en Oregón, USA, cuyas comunidades de gramíneas son muy distintivas y para las cuales los pastos exóticos representan una amenaza severa debido a su gran capacidad de formar monocultivos y a su mayor resistencia y resiliencia ante incendios (Endress et al., 2020).

Fotografía 2. Asterias amurensis Especie originaria de Asia, invasora recientemente reportada en Mazatlán. Fuente Wikipedia
Como reflexión personal, uno de los principales retos que tenemos como país es precisamente el cómo enfrentar y atender la problemática de las especies invasoras, en un momento en que tantos problemas, igualmente importantes, requieren nuestra atención. Sobre todo, debido a que las invasiones biológicas son un tema relativamente nuevo, y por lo tanto frecuentemente subestimado, por quienes están fuera del ámbito de las disciplinas ambientales. México tiene grandes avances en materia de especies invasoras ya que cuenta con una estrategia de la cual se han implementado varias acciones. Se tiene por primera vez una lista oficial identificando a muchas de estas especies y se tienen protocolos de atención y respuesta establecidos, junto con personal técnico altamente capacitado. Sin embargo, se requiere aún de fortalecer a las instituciones para que continúen realizando esta labor de prevención y atención oportuna, que incide directamente en la seguridad nacional de nuestro país y evita mayores pérdidas ambientales, sanitarias y económicas. Es fundamental continuar apoyando y desarrollando la investigación científica y generación de conocimiento, fortalecer al personal técnico, mediante la capacitación continua y se requiere apoyo por parte de los especialistas en educación ambiental y comunicación para desarrollar estrategias a seguir para que esta información permee a los diferentes actores que requieren estar involucrados y al público en general. Como seres humanos debemos reconsiderar nuestra relación con el medio ya que, de continuar el camino actual, solo lograremos intensificar los problemas existentes.
Referencias
Conabio. 2009. Capital natural de México, vol. II: Estado de conservación y tendencias de cambio. Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad, México
Endress, B.A., Averett, J.P., Naylor, B.J., Morris, L.R. Taylor, R. V. 2020. Non-native species threaten the biotic integrity of the largest remnant Pacific Northwest Bunchgrass prairie in the United States. Applied Vegetation Science. 23:53-68
Reseña del autor

Ana Isabel González es bióloga egresada de la Universidad de Guadalajara con estudios de maestría y doctorado en Conservación Biológica en el Reino Unido. Desde el 2007 colabora en la CONABIO a cargo del programa de especies invasoras. Ha desarrollado el Sistema de Información sobre Especies invasoras, incluyendo listas, estándares de información y lineamientos para la homologación y uso de datos. Otras actividades incluyen asesoría en el proceso de toma de decisiones, coordinación de proyectos específicos, la difusión y seguimiento al tema en diferentes foros y los trabajos de coordinación de coordinación de la Estrategia nacional sobre especies invasoras. La Subcoordinación desarrolló la herramienta de Evaluación rápida de Invasividad (MERI) con la valoración de más de 600 especies. Actualmente es presidente de la Red Norteamericana de Especies Invasoras (NAISN) y es responsable de los insumos de la CONABIO enfocados en implementar la Estrategia Nacional sobre Especies Invasoras en México.