
Por: Eugenia López López.
Instituto Politécnico Nacional. Escuela Nacional de Ciencias Biológicas. eulopez@ipn.mx
Los ecosistemas dulceacuícolas son los más amenazados en todo el mundo, especialmente aquellos en países en desarrollo, debido a su acelerada industrialización, urbanización y crecimiento demográfico, así como cambios en el uso del suelo en sus cuencas de captación. Se estima que estos ecosistemas contienen casi el 10% de las especies de animales de la Tierra, por lo que se requiere poner mayor atención en conocer su condición para garantizar su conservación. Esto implica necesariamente contar con métodos y herramientas de monitoreo y evaluación confiables y factibles.
Una herramienta que ha cobrado importancia en la gestión del agua es el biomonitoreo, el cual se define como el uso de variables o respuestas biológicas para monitorear los cambios en el ambiente. Diversos organismos dulceacuícolas se utilizan como bioindicadores. Los macroinvertebrados son considerados los más adecuados para el biomonitoreo porque proporcionan el mayor rendimiento costo-beneficio, son relativamente inmóviles, son ubicuos, viven en estrecho contacto con los sedimentos y la columna de agua, y exhiben un amplio espectro de tolerancia a los contaminantes.
Las respuestas de estas comunidades de macroinvertebrados incluyen desde una fuerte reducción en las especies presentes hasta disminuciones de su abundancia en áreas impactadas, con predominio de especies tolerantes; las especies sensibles sólo estarán presentes en entornos de bajo impacto. El biomonitoreo proporciona información fáctica sobre el estado actual y las tendencias pasadas de las condiciones ambientales. El uso de esta técnica se ha vuelto popular, especialmente en los países en desarrollo, ya que no requiere equipos costosos ni sofisticados y reduce los costos de operación e insumos en análisis fisicoquímicos. Actualmente existen más de 100 índices biológicos para evaluar los ambientes dulceacuícolas. Uno de los más importantes es el índice “Biological Monitoring Working Party” (BMWP), desarrollado en el Reino Unido en la década de los 70´s. Debido a su facilidad de uso el BMWP se ha extendido a varios países. Este índice mide la respuesta diferencial de invertebrados acuáticos a los déficits de oxígeno causados por contaminación orgánica. Para su aplicación, el BMWP debe ser adaptado y calibrado para cada región ecológica, debido a las diferencias en la composición taxonómica regional ocasionada por sus historias ecológica, zoogeográfica y geológica, así como de los impactos antrópicos.
La bioindicación con macroinvertebrados se ha empleado en América Latina; sin embargo, en México, la información sobre bioindicación en general es escasa y el biomonitoreo aún no se incluye en la legislación vigente.
El grupo de trabajo del Laboratorio de Evaluación de la Salud de los Ecosistemas Acuáticos de la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas del IPN, desarrolló una metodología para obtener los valores de bioindicación de los diferentes grupos de macroinvertebrados mediante un procedimiento estadístico que integra la composición y abundancia de los ensambles de macroinvertebrados del río en estudio, los datos fisicoquímicos del agua, y los parámetros de la calidad del hábitat. Este procedimiento lo aplicamos exitosamente en Panamá para la bioevaluación de sus corrientes superficiales (BMWP/PAN). En México hemos calibrado el BMWP para los ríos Apatlaco y Chalma-Tembembe (Morelos), Río Bobos (Veracruz), ríos Salado y Grande de la Reserva de la Biosfera Tehuacán-Cuicatlán (Puebla-Oaxaca), ríos Extoráz, Escanela-Jalpan, Ayutla y Santa María en la Reserva de la Biosfera Sierra Gorda (Querétaro) y en el río Sinaloa (Sinaloa). Adicionalmente, se desarrolló una aplicación móvil para su uso en el monitoreo participativo en la Reserva de la Biósfera Tehuacán-Cuicatlán (Fig. 1), el cual se lleva a cabo en colaboración con la Dirección de la Reserva (CONANP) y las comunidades de los pobladores originarios (Fig. 2). Esto permitirá un seguimiento espacial y temporal de los ríos Grande y Salado (Fig. 3), para coadyuvar en el establecimiento de las directrices para la conservación y gestión de los cuerpos de agua de esta Reserva.



Reseña de la autora

Dra. Eugenia López López. Doctorado en Ecología por la Escuela Nacional de Ciencia Biológicas (ENCB) del Instituto Politécnico Nacional (IPN). Con cuatro estancias de investigación: Universidad de Baylor-Estación Ecológica Chapla (Limnología Experimental), Universidad EARTH (macroinvertebrados bentónicos) Universidad de Oviedo, España (Evaluación de DNA ambiental) Instituto Gorgas, Panamá (descomposición de la hojarasca y su relación con las comunidades de macroinvertebrados acuáticos). Profesora investigadora del ENCB-IPN. Integrante de la Planta docente de la licenciatura en Biología y del Núcleo Básico Posgrado en Ciencias Químico Biológicas (maestría y doctorado). Con 75 publicaciones en journals indizados y 17 capítulos de libros. Ha dirigido proyectos con diferentes fuentes de financiamiento. Distinciones: Miembro del Sistema Nacional de Investigadores Nivel 2. Reconocimiento de la Convención Internacional RAMSAR y de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales de México por el Proyecto de investigación en el humedal de la Laguna de Yuriria. Ha participado como Instructora Ad honorem, en el Taller “Calibración y Validación del BMWP/PAN (Biological Monitoring Working Party para Afluentes Superficiales de Panamá)”, invitada por el Ministerio de Ambiente y el Instituto Conmemorativo Gorgas de Estudios de la Salud, Panamá, 2016. Ha sido editora de libros y volúmenes especiales sobre Ecología Acuática. Es revisora de diferentes journals indizados.